domingo, 15 de septiembre de 2013

                                      GUAYAQUIL ES TU DESTINO DE VIAJE (PARTE 2)
Un viaje en el tiempo para recordar
Era la década del 70, una época importante para la urbe porteña. Estaba por cumplirse el llamado sesquicentenario, el aniversario 150 de independencia de Guayaquil. Grandes celebraciones y festejos, agarrados de la mano de destacadas obras públicas y civiles, se habían planificado. La creación del puente de la Unidad Nacional y la construcción del Centro Cívico eran dos de ellas. “Un futuro promisorio le esperaba a Guayaquil”, cuenta Melvin Hoyos, historiador y director del Museo Municipal de Guayaquil, pero “desgraciadamente la mayoría de los proyectos se desmoronaron”, acota.
Velasco Ibarra, quien estaba emprendiendo su quinto mandato presidencial (mentor de varias de esas propuestas), se declara dictador y posteriormente, después de dos años, es tumbado por el ejército. “Este acontecimiento le afectó mucho a Guayaquil... Nunca hubo inauguración oficial del puente, no se diga del Centro Cívico... Las fiestas no tuvieron el lucimiento que se pretendía”, dice Hoyos.
Aquel despertar turístico que podía haberse suscitado 40 años atrás se estancó. Es que, a pesar de contar con el recurso y atractivo natural, tenía pocos o casi nulos servicios turísticos. “A Guayaquil no se la miraba como una ciudad turística, sino como una ciudad de paso. Llegabas en el día, realizabas tus actividades o negocios, y te regresabas al final de la tarde”, aseguran funcionarios municipales.
Y es que, aparte de que el Guayaquil de ese entonces era pequeño comparado con el de hoy, eran escasos los sitios para visitar. “Estaba Las Peñas, que era un sitio destruido, muy venido a menos; los parques Centenario (antes plaza al estar abierto) y Seminario, que eran de visita casi obligada; la catedral, aunque no estaba terminada ni tenía todos los vitrales que tiene ahora; y el malecón Simón Bolívar, donde en aquel entonces solo se podía visitar el monumento de Simón Bolívar y San Martín y la Torre del Reloj, nada más, porque si te ibas más al sur (hacia el antiguo mercado) te robaban, y si te ibas más al norte (con dirección a Las Peñas y al cerro Santa Ana) te violaban”, relata Hoyos.
Para el historiador el ‘movimiento turístico’ solo era local. Estaba mayormente concentrado en paseos familiares de los guayaquileños por la avenida 9 de Octubre, como parte de un ‘ritual’ dominguero.
Hacia la zona del estero Salado, donde actualmente está el malecón del mismo nombre, lo único interesante que había eran los paseos en bote que partían de un muelle contiguo al colegio Vicente Rocafuerte, pero que posteriormente se dejarían de realizar por la contaminación del brazo de mar, y se reactivarían a futuro con la construcción del malecón.
En el sector del cerro Santa Ana era utópico hablar de turismo, ya que era uno de los sitios más peligrosos de la urbe. “Antes era cueva de ladrones... Hoy es uno de los sitios más visitados por los turistas”, dice Garzozi.
Sin duda una década caracterizada por el estancamiento. Es que “en los 70 el progreso de la ciudad fue lento”, recalca Hoyos.



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